El Conductismo Filosófico (Rudolf Carnap).Principales Corrientes de Filosofía de la Mente(II).

  • El Conductismo filosófico: 

El conductismo lógico o filosófico constituye una alternativa opuesta frontalmente a la concepción cartesiana de la mente como una esfera meramente privada. El conductismo, sin embargo, puede ser (1) filosófico o (2) psicológico; ambas constituyen teorías lógicamente independientes; se puede ser conductista psicológico sin ser filosófico y viceversa:  

  1. El conductismo psicológico concibe la psicología dice que el objetivo de la ciencia es explicar o controlar de alguna manera la conducta observable, mediante el descubrimiento de algunas leyes que conectan la conducta con unos estímulos ambientales en los que esta inmerso el organismo.  Es la conducta observable lo que les interesa. Este conductismo nacería como una reacción frontal a la psicología introspectiva, por no hallarse sometida a una comprobación intersubjetiva. Para este tipo de psicología la introspección no es observable ni contrastable metodologicamente. 
  2. El conductismo filosófico es una doctrina sobre la naturaleza de la mente y sobre la relación de la mente y el cuerpo, que se basa sobre el análisis lógico-semántico de las proposiciones y términos que hablan de los procesos y los estados mentales. Analiza los términos que se refieren a los estados mentales. El conductismo filosófico se opondría al dualismo cartesiano en tanto que su filosofía no remite a la conducta sino simplemente hace introspección de objetos o episodios privados e independientes del mundo físico y la conducta. Buena parte de la reflexión del conductismo filosófico tendrá que ver con la concepción de lo publico y lo privado. Para el conductismo lógico, si los términos mentales refiriesen a un significado meramente privado, eso haría que los términos mentales no tuviesen significado públicamente compartido y que sus proposiciones fuesen inverificables (al no estar sujetas a una regla de verdad y falsedad públicamente contrastable). 

Todos los autores conductivas lógicos sostienen que las relaciones dentare la mente y el comportamiento son internas o constitutivas. Puede clasificarse bajo el rótulo de “conductivas lógicos” posiciones como la de empiristas lógicos como Rudolf Carnap, Gilbert Ryle y Ludwig Wittgenstein. Para Ryle y al Primer Wittgenstein, debe antes explicarse brevemente el empirismo lógico o el Positivismo lógico el cual sostiene como una de sus tesis el principio de verificación: 

  • El Conductismo lógico de Rudolf Carnap. El Principio de Verificación. 

El conductismo lógico tiene diferentes versiones, además de la versión de Ryle podemos encontrar la versión de Rudolf Carnap. 

Rudolf Carnap. Miembro del Circulo de Viena.

La versión del conductismo lógico de Carnap surge en el seno del positivismo lógico, un movimiento fuertemente cientificista y contrario a la metafísica tradicional agrupado en el Circulo de Viena (Mortiz Schlick, Otto Neurath, Carl Gustav Hempel y el Rudolph Carnap). Uno de los proyectos centrales del positivismo lógico era la la unificación de la ciencias. Según esta visión la ciencia debería unificarse en último termino en la física. Reduciendo así todo conocimiento científico a las ciencias naturales y, en último término, a la física.  El conductismo de Carnap parte de este proyecto general unificador de las ciencias, bajo el cual intentará reducir el lenguaje de la psicología a un lenguaje fisicialista, donde se describan únicamente movimientos y fenómenos físicos en principio observables: como la conducta entendida como movimiento corporal. Carnap defiende lo siguiente: 

“Toda proposición de la psicología puede formularse en el lenguaje fisicialista. Para decir esto en el modo material de hablar: Todas las proposiciones de la psicología describen acontecimientos físicos, a saber,: la conducta física de los humanos y de los animales. Esta es una tesis parcial de la tesis general del fisicalismo que reza que el lenguaje fisicalista es un lenguaje universal, esto es, un lenguaje al cual puede traducirse cualquier proposición”.

(Carnap, Psicología en lenguaje fisicialista, pág. 171).

Por tanto, Carnap establece que para todo concepto o expresión del lenguaje psicológico puede formularse una definición que, directa o indirectamente lo reduzca o traduzca a conceptos físicos. En este sentido, toda proposición psicológica P1 podría siempre traducirse a una proposición fisicalista P2, en este sentido, para Carnap, ambas proposiciones dirían lo mismo, describirían un estado de cosas físico y por ende, tendrían el mismo significado al ser su valores de verdad y su verificación idéntica. 

Surge, sin embargo, una dificultad ante esta teoría, ¿como puede reducirse el lenguaje común psicológico “Juan tiene un dolor de muelas” al lenguaje fisicalista “Juan se lleva la mano a las muelas, grita y dice que le duele”?: 

Esta reducción de toda proposición psicológica a acontecimientos físicos solo tiene sentido sustentándose en la tesis central del positivismo lógico: “el Principio de verificación”. De acuerdo con el principio de verificación, el significado de una proposición es su verificación o método  de comprobación. Por tanto, toda proposición no pueda ser verificada en forma alguna carece de sentido y significado y realmente no es una proposición, sino una pseudo-proposición (como sucede con la metafísica). Parece decir algo, pero realmente no dice nada. En este sentido, excluyendo las proposiciones de las ciencias lógicas y formales, que son meras tautologías, el resto de proposición es con significado deben ser verificables mediante la observación empírica, es decir, deben ser corroborares por los hechos. Y en este sentido, si dos proposiciones son verificables debido al mismo conjunto de observaciones, serían estrictamente proposiciones con el mismo significado. Esto es precisamente lo que sucedería con una proposición psicológica P1 y una proposición física P2 que tienen exactamente el mismo método de verificar su verdad. En este sentido, si de la proposición psicológica P1 se deducen las mismas proposiciones empíricas (que requieren la misma verificación), que de una proposición física P2 ambas tendrán mismo contenido y por tanto podrán traducirse entre sí. De este modo Carnap concluye que pueden traducirse las proposiciones psicológicas a proposiciones físicas. 

Pero, cabe objetar al menos tres cosas: En primer lugar puede uno resistirse a aceptar que “Juan tiene dolor” significa lo mismo que una proposición que hable exclusivamente de la conducta de Juan. Pues tenemos la sensación de que realmente al decir esto nos referimos a que Juan tiene una sensación o estado mental privado de dolor, no a su conducta externa.  Pero, si el significado de “Juan tiene dolor” formase parte de la sensación privada e independiente de la conducta externa de Juan, entonces tal proposición sería inverificable en términos objetivos, pasando esa proposición a ser una pseudoproposición sin sentido, y por tanto que no podríamos siquiera entender. Pero dado que la entendemos, la proposición debe significar algo que habla sobre la conducta de Juan. E incluso, para verificar la verdad de la proposición “Juan tiene Dolor” observamos la conducta de Juan, no el sentimiento de dolor de Juan que nos es inaccesible por ser privado

Un segundo problema sería que para Carnap todas las proposiciones psicológicas, tanto acerca de los demás como acerca de uno mismo, son verificadas por la observación del comportamiento que tienen. Y esta verificación de las proposiciones acerca de uno mismo dice que se verifican de la misma manera que las que se refieren a los demás: a través de una inferencia racional de las proposiciones sobre la observación de mi conducta: “veo mi propia mano apoyada en la mejilla”, “oigo mis quejas”, “noto mi mejilla inflamada”, etc. Y también por un método intuitivo (directo), al emitir y oírme firmemente decir, “tengo dolor de muelas”. Según Carnap el sujeto verificaría las proposiciones acerca de su propia mente del mismo modo que sobre la mente de los demás. Pero esto es lisa y llanamente falso. Claramente esta respuesta es insatisfactoria con nuestra forma cotidiana de habla acerca de lo mental, y Carnap no puede resolverla sin caer en el cartesianismo a la hora de extender el conductismo lógico a toda proposición psicológica, sea en tercera o en primera persona

Además, otro problema surge cuando el conductismo lógico pasa a definir lo mental. Pues según la tesis mínima del conductismo, los estados mentales y las propiedades mentales son disposiciones a llevar a cabo una conducta determinada en circunstancias particulares.  Por tanto, una explicación mental de este comportamiento en términos mentales estaría sujeto siempre a una explicación de la disposición de un sujeto. (Ej. “Juan grita porque tiene dolor” sería una explicación con la misma forma lógica “El cristal se rompió por ser frágil”. En este sentido, Juan tiene una disposición a gritar cuando tiene dolor al igual que el cristal a romperse cuando se golpea). Sin embargo, cuando hablamos del “dolor” de Juan no parece que hablemos de una disposición como la “fragilidad”, sino de un estado mental o sentimiento privado de Juan.

Por tanto, según queda claro, para los fisicalistas más radicales desde este punto de vista positivista de la verificación dirán que los estados mentales al no ser verificables como verdaderos o falsos realmente hablar de ellos como algo privado no tiene sentido. Y en general, el significado tal como lo entienden los fisicalistas deja fuera todo aquello que no es contrastable y empírico desde términos científicos, acusando a ello de sinsentido. Por ende, las consecuencias del conductismo lógico de Carnap son realmente insostenibles. 

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