EL Bien y el Mal

Supongamos por un momento: ¿Que son el bien y el mal? ¿Cual es su origen?

Originariamente según algunos serian estos dos términos creados por la envidia y el intento de ser superior a los demás; y sobretodo superior al vecino que recibe alabanzas de otros… cosa antinatural, pues lo único que se busca por instinto es comer, reproducirse y descansar; esto es una obviedad pues lo realiza todo ser vivo común, sin otras necesidades. ¿El bien entonces es también anti-natural? Si, es evidente que el «bien y el mal» deben  preceder a lo «anti-natural» o mejor dicho: meramente humano. (entendido como aquello no perteneciente al reino animal) y no ser el germen de él; son simplemente formas de decir que hemos «creado» el «mal» e incluso el «bien». Pero son «antinaturales»  no en mas que por haber sido creados por nosotros tras socializar; y puede que inventadas estas palabras inevitablemente: así que el límite entre natural y antinatural se me aparece  difuso. ¿Donde está este límite? Dejo la pregunta para un pensador o pensadora que se quiera dar golpes con una puerta e internar en esta difícil cuestión, casi a mi parecer incontestable.

Prosigamos ignorando esto último… sucedió la creación del bien y el mal al percatarnos de que no éramos ya animales ; sino mente con lenguaje capaz de nombrar aquello distinto a nuestro origen natural. Gracias al habla fuimos capaces de nombrar: observando nuestra alma por contraste, como malo y bueno a aquellas conductas que habíamos «creado» siguiendo al rebaño o intentando diferenciarnos de él; yendo en contra de nuestros instintos primarios animales para sobreponerse sobre el otro. Esta superposición y diferenciación causaba roces y guerras lo cual nos llevo a crear estos conceptos para poder mediar unos con otros. Tras esto el bien y el mal humanos llevan un matiz que consiste en un sentimiento de reciprocidad, es decir; nuestra forma de distinguir el bien del mal se basó en lo que nosotros creíamos perjudicial y beneficioso para nuestra persona,  palabras basadas en auto-interés, «hazme el bien no me hagas el mal» y por eso «le haré el bien y no le haré mal»;  el bien y mal son meramente sociales y se sitúan bajo el entendimiento reciproco hacia el otro como un «yo». Palabras muy útiles para una convivencia estable y sin conflictos; pero común a todos relativamente pues a veces un bien para uno era un mal paro otro. Por eso quien sigue el mal hacia los demás, puede seguir el bien para si mismo. (He ahí que el bien sea una palabra que designa el beneficio desde el punto de vista de uno).

Platón y Sócrates notaron la hipocresía del sofista que se jactaba de hacer solo el bien para si mismo sin importar el mal causado a los demás, cuando él no estaba dispuesto a soportar ningún mal: el sofista aun no dándose cuenta de esta hipocresía (pues era según el lo más inteligente) hacia de la convivencia humana realmente algo más difícil y deshonesto. Pues pensaba en el bien subjetivo para si mismo; y no en otorgar bien a los demás, y creía aquel que no le importaba más que su bien, sino también el de los otros era débil. (Se quedaban en el bien relativo a uno; pues eran subjetivista, sin darse cuenta que realmente lo que eran es hipócritas). Cosa que no critico; pues el bien y el mal se entienden desde la perspectiva de uno mismo. Aunque gracias a esto se puede suponer el bien y el mal hacia los demás…y esto aun siendo indemostrable lo que el otro realmente vive si se puede deducir proyectando nuestras vivencias lo que le ocurre, cosa que realmente si sabían los sofistas pero se negaban a admitir al intentar ser relativistas morales para defender su doctrina.

Entonces continuaron; como siempre, la confusión y el desorden; así como las supersticiones y las creencias religiosas: que trajeron a estos términos de bien y mal un cariz personalisímo; incluso místico y ascético de ahí que no tengamos clara su referencia si no conocemos las intenciones o las consecuencias que siguen a una determinada acción y más bien solo vemos «el Bien y el Mal» como absolutos generales abstractos separados del mundo. Como ideas de una mente divina… (Mito platónico y medieval). Esto derivó en la creación de la justicia y la venganza; del más allá donde se hace justicia si las cuentas no se saldan aquí. De un Dios creador del Bien, del Ying-yang, del maniqueísmo e infinidad de doctrinas parecidas. (Toda religión contempla el bien y el mal; lo correcto e incorrecto pues es el fundamento de toda moral heterónoma y autónoma). Es decir; el bien y el mal a su vez, como abstracciones generales, necesitaban una base para ser absolutos. Aquellos que creían en llevar a cabo buenas acciones y ser morales crearon el «más allá de lo real» para satisfacer las injusticias, a aquellos que seguían la moral contra su voluntad; además de por supuesto la confusión de dioses poderosos con eventos naturales. Se crearon por eso, las leyes y el Estado para asegurar un «bien común» y la paz; para asegurar lo justo y sobretodo la convivencia a causa de los conflictos comunes entre personas auto-interesadas como somos los seres humanos.

Enlace maniqueísmo y San Agustín:  Thomas Llanos (En el medievo encontramos esta supremacía del bien y el mal).

Atribuimos nosotros humanos a estas palabras en la jerarquía del saber y conocer el más alto rango; pues son la guía de toda acción hacia los demás y hacia uno mismo. Signo de «conocerse a uno mismo». Pero había quien decía falazmente que si se conocía el bien » se conocía» también el «mundo entero» pues para algunos era esa la ley natural; ¿a saber que es  la ley natural? Sin embargo, no es más que lo que uno juzgaba en si mismo bueno y malo según el beneficio que le convenía, y nada más.

Kant se dio cuenta de esta problemática moral del bien a uno mismo y hacia los demás. Y por la infinidad de morales heterónomas; basadas en normas de conducta que confundían los límites de estas palabras ambiguas, simplemente y de forma rápida: Kant para intentar universalizar la moral y el bien resucitará de estas morales el «imperativo categórico» que une lo que uno considera bien para sí con el mismo bien hacia los demás en una máxima: «Actúa como si tus acciones fuesen Universales para todos». (Cosa que impide que uno haga el mal hacia los demás). Esto es fruto de la buena moral. Buena en el sentido de «beneficiosa para la convivencia», y beneficiosa por ello también para uno mismo, pues reduce los conflictos sociales.

Seguir reglas morales: el bien y el mal sociales, no es que sea lo mas útil para uno: pues peligran el tirano poderoso, el ladrón, el cruel de ser derrotados por una persona que lo juzga correcto; y por ello peligra la vida del que sigue lo que considera bueno derrocarlos… Pero seguir lo que uno considere correcto y lo mejor para su entorno  es relativo a esa persona. Realmente además es lo mas sano mentalmente pues si haces el mal conscientemente es que no tienes piedad o compasión; signo de haber perdido aquello que te hace ser un humano. La moral se asienta y toma fundamento «natural» en la compasión, empatía o piedad: sentimiento humano y de algunos animales; el cual toma la base de esta moral y es contrario al egoísmo. Es evidente que sin esta piedad o compasión no podríamos saber el sufrimiento que el otro padece o el mal que le podemos causar, pensando solo en nosotros mismos. Se ve con claridad que este instinto o sentimiento tome pie en todas las religiones y morales heterónomas; incluso que sea el lazo de unión (universal) del imperativo categórico kantiano y de las cuatro nobles verdades budistas.

Tal es el movimiento puro de la naturaleza, anterior a toda reflexión: tal la fuerza de la piedad natural…con toda su moral, los hombres jamás habrían sido otra cosa que monstruos si la naturaleza no les hubiera dado la piedad en apoyo de la razón […] La benevolencia y la amistad incluso son, si bien se mira, productos de una compasión constante, fijada sobre un objeto particular; porque desear que alguien no sufra ¿qué es, sino desear que sea feliz?- J.J.Rousseau- «Discurso sobre el origen de la desigualdad entre los hombres».

Sin embargo; difícil es darse cuenta que por más que parezcan el bien y el mal fuerzas ocultas de la naturaleza para un religioso o un ascético. Son nada más fruto del entendimiento entre humanos y de la existencia de poder nombrar lo que nos agrada y desagrada en común; y para mostrar la relatividad de este asunto: «Hay personas a las que Trump les agrada»… les parece «bueno». ¿Bueno? En cierta manera debe ser un término relativo al sujeto según esta frase; que seguro alguno sostiene. Pero aun para mostrar más este carácter subjetivo tenemos los «Dobles razonamientos»: (Dissoi Logoi- obra atribuida a Protágoras)

(1)»Unos afirman que una cosa es lo bueno y otra distinta lo malo; otros , por el contrario, sostienen que es la misma cosa: sería buena para unos y mala para otros, y para la misma persona unas veces buena y otras mala. Por lo que a mí respecta, me inclino por estos últimos. Partiré en mi examen de la vida humana, cuya preocupación es la comida, la bebida y los placeres del amo; estas cosas en verdad, son malas para el enfermo, pero para quien esta sano y tiene necesidad de ellas son buenas. Su uso abusivo es malo para los intemperantes y bueno para los comerciantes y para los que obtienen ganancias de su venta. La enfermedad es mala para el enfermo pero buena para el médico. La muerte es mala (para los seres queridos) del que muere y buena para las empresas funerarias y los sepultureros…»

Pues esto sirve para ver que se debe tener un punto de vista hacia el mal y el bien; no se puede prescindir de una realidad inmanente a la que otorgar este sentido. Esto quiere decir que pensar en un bien y un mal absolutos y abstractos solo genera confusión.  Una de estas «confusiones» casi ontológicas puede ser la sostenida durante principios de la Edad Media.

El «mito» del bien y el mal medievales. – Cristina Bugallo.

Para concluir como resumen, el bien y mal se asientan en sentimientos de compasión, y al basarse en sentimientos particulares de un individuo proyectados sobre los demás individuos no darnos afirmaciones que consistan en verdades o falsedades reales: solo verdades o falsedades inherentes a un sujeto en concreto, y por ello ni siquiera componen un conocimiento del mundo solo de uno mismo. La función de estos términos es más bien expresar emociones que otros pueden o no compartir, y por eso crean un terreno común de comprensión de estos sentimientos de compasión; pero no un conocimiento estable y real (es decir empírico) o una moral absoluta, sino relativa al sujeto que juzga con su propio criterio.

Si podemos depender de algún principio que aprendamos de la filosofía es éste, que pienso puede ser considerado cierto e indudable: no hay nada en sí mismo valioso o despreciable, deseable u odioso, bello o deforme, sino que estos atributos nacen de la particular constitución y estructura del sentimiento y afecto humanos. (El escéptico- Hume)

**Aun pareciendo congruente para alguno.. todo este ensayo no es más que una mera hipótesis sacada de aquí y de allá; apoyándome aun en grandes genios, pide la crítica del lector atento.

Bibliografía:

Hume: «El escéptico». Emotivismo moral- definición webdianoia.

(1) “Los sofistas: testimonios y fragmentos”- Alianza editorial

J.J.Rousseau: «Tratado sobre el origen de la desigualdad entre los hombres»

Deja un comentario